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Sin embargo, nuestro país no está
preparado para un programa de tal naturaleza. De implementarse, sin duda se
cometerían abusos de parte de la comunidad a los profesores o viceversa, habría
escasez de profesores capacitados para implementarlo –o quienes se arriesguen a
echarlo a andar. No existe la cultura adecuada para que se de un ambiente de
respeto mutuo, conciencia sobre el papel de los padres, los alumnos y los
profesores en los procesos educativos.
Algunos dicen que El Salvador es
un país culturalmente pobre, en comparación de otros países latinoamericanos.
Sin embargo, ese tipo de afirmaciones es subjetivo. Para sustentar lo anterior,
vayamos a la definición. Cultura es todo aquello que el ser humano produce
mediante su actividad. ¿Qué producimos los salvadoreños? Tenemos nuestro
realismo mágico. Tenemos nuestras propias creencias amalgamadas con las
europeas y de los países vecinos, pero nuestras. Vivimos en un ambiente
pluricultural en que las culturas interactúan entre sí. Pero nosotros tenemos
tradicionales métodos agrarios, nuestro arte culinario envidiable. Tenemos un
sistema de creencias y leyes propias que nos rigen. Tenemos elementos
culturales que son propios. Entre estos, el uso de un lenguaje rico en expresividad,
altamente estético, que nos hace distinguir del resto de países. No tenemos qué
envidiar más que el progreso económico. Muchas veces, se juzga a nuestra
cultura usando parámetros que no son los nuestros. Se compara a nuestro
ambiente cultural con otros y ese es el error. Una cultura no debe,
necesariamente, parecerse a la otra. Nuestra cultura está plagada de elementos
materiales y espirituales que nos dotan de una identidad compleja: somos
salvadoreños; somos laboriosos, somos personas dignamente cultas aunque de modo
distinto.
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